Cuenta la historia que, cuando los reyes de la antigua Siam (actual Tailandia) deseaban castigar a un noble de su corte lo hacían con un regalo, un elefante blanco. Debido a que estos animales se los consideraba sagrados, los nobles no podían rechazarlos y estaban obligados a cuidarlos, incluso aunque eso los lleve a la ruina.
Seguramente en eso estaban pensando los líderes de la revolución iraní de 1979 cuando se encontraron, no con uno, si no con 79 elefantes blancos en la forma de los novísimos Grumman F-14 Tomcat adquiridos por el Sha los años anteriores.
Buscando una manera de salir del aprieto, intentaron vender las aeronaves, encontrando un interesado muy cerca de sus fronteras, la Fuerza Aérea Turca.