 |
Esta ilustración muestra como se podría haber visto al Mirage IIIEPL al ser desplegado en una base de avanzada en Guinea portuguesa. Notar el uso del tanque de combustible suplementario RPK-10 de 132 US Gal. (500 L) capaz de llevar bombas de caída libre. Fuente: No Barrel Rolls. |
No se puede negar que el Dassault Mirage III, fue uno de los cazas más exitosos de la historia. Con más de 1,422 "Deltas" producidos, el orgullo de Marcel Dassault llegó a servir con 11 usuarios diferentes en todo el mundo, e incluso, la propia Boeing llegó a plantearse su producción bajo licencia.
Este suceso comercial se debe a dos factores, el primero las características de la aeronave y segundo, la política más abierta de Francia a la transferencia de armamento avanzado a países que no contaban con el beneplácito de los EEUU. A pesar de ser un miembro de la OTAN, Portugal no gozaba de la simpatía de Washington, por lo que buscó en el caza francés la solución a sus necesidades.
A principios de la década de los 60, la Fuerza Aérea Portuguesa (FAP) se encontraba combatiendo a los movimientos independentistas en sus colonias africanas de Angola, Guinea y Mozambique. El peso de estos conflictos recaía sobre los vetustos Republic F-84G Thunderjet (Angola) y Fiat G.91R-4 (en Mozambique y Guinea, actualmente Guinea-Bisáu), los cuales estaban al límite de sus capacidades.
Para colmo, comenzaban a circular reportes de sobrevuelos de cazas a reacción hostiles sobre los territorios controlados por Portugal. Desde su independencia de Francia en 1958, la vecina Guinea (oficialmente República de Guinea, conocida también como Guinea-Conakri) había comenzado un ambicioso programa de reequipamiento de sus fuerzas armadas apoyados por la URSS, poniendo en entredicho la supremacía aérea de Portugal en la región.
Entre 1968 y 1969, el Jefe de Estado Mayor de la FAP (CEMFA por sus siglas en portugués) por medio de la directiva M-19 definió los requerimientos operativos con los que debía cumplir este nuevo caza:
- Bimotor.
- Supersónico con una velocidad máxima de Mach 2.
- Capaz de alcanzar los 40,000 ft (12,192 m) en 5 minutos.
- Buenas prestaciones en condiciones "hot and high" como las de África.
- Alcance suficiente como para hacer un vuelo desde la Isla de Sal en Cabo Verde, hasta Lisboa.
Para 1970, había tres aviones en la lista de semifinalistas: el Northrop F-5A Tiger, el McDonnell Douglas F-4C Phantom II y el Dassault Mirage III. El CEMFA de ese momento, General Brihante de Paiva; dejo bien clara su posición en una carta dirigida al Secretario de Aeronáutica, Brigadier José Pereira do Nascimento: "En lo que respecta a la aviación de combate, la preferencia debe recaer claramente en el Mirage, independientemente de que el F-5 sea más económico. Se trata de aviones de combate de alto rendimiento, y la elección de una máquina con características inferiores, ya en esta fecha, nos conduciría a la obsolescencia incluso antes de que los aviones entren en servicio".
La cifra de ejemplares a adquirir se fijó primero en 64, 28 destacados en Portugal y los 36 restantes en África. Pereira do Nascimento redujo drásticamente este número a solo 30 (27 monoplazas y tres biplazas) con un valor total de $2.2 millones de escudos portugueses.
Más allá del número de ejemplares a adquirir, Paiva tenía razón en su preferencia. El caza francés cumplía con todos los parámetros exigidos por la FAP, excepto que era monomotor. A esto, debemos sumarle que Portugal estaba bajo un embargo de armas impuesto por la ONU debido a sus acciones militares en el continente africano, lo que hacía imposible la compra de aviones estadounidenses, sin olvidar que en Washington la idea de que un miembro de la OTAN estuviese peleando guerras coloniales no era vista con buenos ojos.
 |
El peso de las campañas en África recaían sobre los Fiat G.91R/4 "Gina", como este con registro 5425 perteneciente al Esquadra 121 estacionado en la Base Aérea 12 en Bissalanca en 1973. Fuente: José Nico via Key.Aero |
Por otra parte, Portugal y Francia tenían una relación muy estrecha. Los portugueses habían apoyado a los franceses durante la guerra de Argelia y respaldado la postura de De Gaulle por la "Force de frappe" independiente del resto de la OTAN; e incluso habían permitido la instalación de una estación de detección de misiles nucleares en la Isla de Flores en las Azores.
Gracias a esto, Francia era el mayor proveedor de equipo militar de Portugal con un valor de $ 700 millones de francos entre 1964 a 1971.
(Nota del autor: Para evitar cualquier tipo de inexactitud en la conversión, se dejaron las cifras en escudos portugueses o francos franceses tal como son citadas en las fuentes consultadas).
La incorporación del Mirage III a la FAP parecía ser un paso más en este proceso, pero la llegada al palacio del Elíseo de Georges Pompidou en 1969 alteró esta relación. Su administración era extremadamente sensible a las relaciones con sus excolonias de África, especialmente con Senegal, que compartía una frontera con la zona de conflicto activa de Guinea portuguesa. Este cambio de política no era solo retórico, sino cuantificable. Las ventas de armas francesas a Portugal se desplomaron a tan solo 190 millones de francos entre 1971 y 1974.
Francia temía que el despliegue de cazas avanzados como los Mirage por parte de Portugal desestabilizara sus relaciones diplomáticas en el África postcolonial. Así se lo hizo saber en una reunión celebrada en enero de 1971 en París, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Maurice Schumann, advirtió sin rodeos a su homólogo portugués, Rui Patricio, que Francia tenía un acuerdo de defensa con Senegal y que Portugal debía evitar cualquier tipo de roce con la nación africana.
Preguntando los precios
Los primeros contactos formales entre las dos naciones por los Mirage comenzaron a mediados de noviembre de 1971 cuando el Ministro de Defensa francés, General Hughes de l'Estoile, visitó Portugal para una conferencia teniendo la oportunidad de reunirse con su contra partida portuguesa, Vianna Rebelo; para luego reunirse con el embajador francés Jacques Tiné para saber más sobre el interés portugués en el "delta".
El gobierno portugués expresó su interés por adquirir entre 20 y 30 cazas, los cuales serían destacados principalmente para apoyar sus operaciones en África. Esto sentó muy mal con los franceses, quiénes ya anticipaban quejas de parte de Senegal por lo que intentaron establecer serias restricciones al despliegue de los aviones, asunto que los portugueses no estaban dispuestos a discutir.
Vianna Rebelo viajó a París a finales de diciembre de ese año para discutir varios acuerdos existentes entre ambos gobiernos y en su agenda estaba incluida la conversación sobre los Mirage. Durante su visita se le hizo saber que CIEEMG había estudiado la solicitud por 18 ejemplares de Mirage III o V, pero sin poder llegar a un acuerdo, especialmente por las objeciones del Ministerio de Exteriores francés sobre como afectaría a Guinea y Senegal. Ante el impasse, se solicitó la intervención del Primer Ministro francés, Jacques Chaban-Delmas quien finalmente accedió a transferir las aeronaves a Portugal, siempre y cuando se llegase a un acuerdo sobre como serían desplegadas.
(Nota del autor: CIEEMG o Commission Interministérielle pour l'Étude des Exportations de Matériels de Guerre, es una comisión interministerial que determina y regula la venta de armamento francés al extranjero).
Desde un primer momento, quedó claro que el presupuesto de Portugal sería un verdadero problema. La partida presupuestaria era de $1.5 millones de escudos, suficiente como para adquirir solo 25 aviones a precios de 1969, dejando todo el plan en punto muerto.
Las charlas no se retomaron hasta 1973, cuando Vianna Rebelo llamó al embajador francés para hacerle saber que seguían interesados en la adquisición de los cazas Dassault, siendo una prioridad absoluta del gobierno portugués. Nuevamente, los franceses respondieron que antes de la transferencia se debía llegar a un acuerdo sobre el despliegue de los cazas; siendo este último punto innegociable.
Sorprendentemente, el Ministerio de Defensa portugués hizo una solicitud formal al gobierno francés por 50 a 100 ejemplares de... ¡Mirage F1! Mientras el CIEEMG analizaba el pedido, no dejaban de rascarse la cabeza pensando como Portugal estaría en condiciones de adquirir un caza mucho más avanzado, sofisticado y por supuesto; infinitamente más costoso que el Mirage III/V al mismo tiempo que mostraban interés en el entrenador avanzado Alpha Jet.
 |
El interés del gobierno portugués varió entre el Mirage IIIE, como el que se ve en la imagen de arriba, y el Mirage V y, brevemente, por el más avanzado Mirage F1. Esta indecisión se debe más a la disponibilidad de fondos que a una necesidad estratégica. Fuente: No Barrel Rolls. |
Lo que los franceses quizás no sabían era que en noviembre de 1973, Silva Cunha había reemplazado a Vianna Rebelo en el ministerio. Además de ser una bocanada de aire fresco, Cunha había asegurado una partida extraordinaria de $ 6 billones de escudos para financiar un ambicioso programa de rearme que incluía 68 helicópteros Aerospatiale Alouette III y un único SA 330 Puma, 50 aviones de transporte CASA C-212 Aviocar, 120 Reims-Cessna FTB 337 y por supuesto, 32 Mirage V.
Esta inyección masiva de capital no provino de una reasignación presupuestaria nacional ni de otra nación europea, sino de un acuerdo con el Banco de la Reserva Sudafricana. Las dos naciones, cada vez más aisladas a nivel mundial, encontraron una causa común en los movimientos guerrilleros en África. Tener a Lisboa de su lado representaba una victoria diplomática para Pretoria, además de tener un potencial aliado bien armado en el continente africano.
Descartando totalmente el Mirage F1, los 32 Mirage V solicitados serían todos monoplazas a un valor estimado de $ 103 millones cada uno, junto con dos biplazas a un costo unitario de $ 108 millones. Se estimaba que la demora en la entrega sería de entre dos y tres años.
Pero las necesidades bélicas eran apremiantes y tres años eran demasiado para esperar, por lo que Silva Cunha ajustó el número a solo 25 Mirage, dejando los fondos disponibles para adquirir Fiat G.91 R/3 excedentes de la Luftwaffe. Estos aviones serían dados de baja en 1974 y contaban con 1,200 a 2,000 horas de vuelo remanente a un precio de oferta de $ 500,000 escudos por aeronave.
El problema es que Alemania Federal no veía con muy buenos ojos el uso que los portugueses hacían de sus "Gina" en Guinea, por lo que antes de su baja se pasó una ley que prohibió su transferencia a terceros países. Ante esta situación se intentó adquirir G.91Y directamente a Italia, sin éxito.
Problemas entre vecinos
Mientras tanto la situación en Guinea se volvía más complicada para las tropas portuguesas. Apoyados por Cuba, la URSS y China, la guerrilla del PAIGC (Partido Africano da Independência da Guiné e Cabo Verde) comenzó a recibir los MANPADS de origen soviético SA-7 Strela a finales de marzo de 1973, derribando cinco aviones, incluidos dos G.91.
Al mismo tiempo, las guarniciones destinadas a las zonas fronterizas con Guinea reportaban la intensificación de las incursiones aéreas de cazas, presumiblemente MiGs, sobre el espacio aéreo de la colonia. Portugal veía como su capacidad de controlar el espacio aéreo se deterioraba día a día, por lo que la compra de los Mirages no podía dilatarse más.
En enero de 1974, se adquirió una partida de misiles Crotale R440 suficiente para equipar dos pelotones los cuales serían desplegados en Guniea portuguesa y Angola, ante la preocupación por la reciente adquisición de Mirage V por parte de Zaire. Al mismo tiempo se entablaron conversaciones con los EEUU para la adquisición de los FIM-43A Redeye los cuales deberían ser entregados por "canales alternativos" en las palabras de Henry Kissinger ya que el gobierno estadounidense no podía realizar la transferencia directamente.
Pero los misiles antiaéreos eran paliativos, Portugal necesitaba el Mirage lo más pronto posible. Nuevamente, el gobierno francés estaba muy preocupado por como sería interpretado por los países dentro de su esfera de influencia.
El 20 de febrero de 1974, el ministro de Defensa francés, Robert Galley, envió una carta al ministro de Asuntos Exteriores, Michel Jobert, en la que exponía el interés de Portugal en adquirir entre 26 y 28 Mirage III o V, expresando su firme creencia de que no se debía permitir su despliegue a Guniea portuguesa para no generar roces con sus vecinos. Galley fue más allá, ampliando esta prohibición a la Isla de Sal en Cabo Verde desde donde era muy fácil llevar los cazas hacia Guinea.
 |
Mirage V de la FAP sobre la plataforma. La versión especializada de ataque del caza de Dassault podría haber dotado a la FAP de una buena plataforma de ataque al suelo con una respetable capacidad aire-aire. Fuente: No Barrel Rolls. |
Sin embargo el ministro no veía problema en autorizar su despliegue en Angola o Mozambique, ya que unos años atrás Francia había vendido a Sudáfrica 16 Mirage IIICZ y 17 IIIEZ argumentando que estos cazas no eran aptos para misiones contrainsurgencia, por lo que Portugal no sería el único país con este tipo de caza en el sur de África. Finalizaba su carta diciendo que decía ser tomado en cuenta el apoyo que el país luso había prestado a los intereses franceses en África.
Una semana después, la Dirección de Asuntos Africanos y Malgaches (DAM por sus siglas en francés) del Ministerio de Relaciones Exteriores hizo saber su desacuerdo con Galley, afirmando que la restricción al despliegue de los Mirage debía extenderse también a Angola y Mozambique, ya que países vecinos como Zambia, Tanzania, Congo o Zaire podrían reaccionar negativamente, perjudicando los intereses franceses.
El DAM iba más allá y afirmaba que la comparación con Sudáfrica no era correcta, ya que sus Mirages fueron desplegados de manera defensiva dentro de su territorio, mientras que Portugal planeaba utilizar los suyos de manera ofensiva en una guerra de guerrillas; por lo que el gobierno galo podría ser acusado de apoyar la política colonial portuguesa.
Tras este intercambio de correspondencia, el asunto fue elevado al CIEEMG, donde Galley discrepó con el representante del Ministerio de Asuntos Exteriores, sosteniendo su postura de que las restricciones al despliegue de los Mirage solo debían limitarse a Guinea portuguesa y Cabo Verde. Ante la falta de consenso, el asunto se remitió al primer ministro Pierre Messmer, quien finalmente coincidió con la postura del ministro de Defensa.
Finalmente, el 3 de abril de 1974 el subdirector de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa, Philippe Esper, arribó en Lisboa para discutir los cronogramas de entrega, el entrenamiento de los pilotos y técnicos de la FAP, y por supuesto; las limitaciones al despliegue de los cazas.
Al final... ¿Cuál va a ser, Mirage III o V?
Para este momento, Portugal había mostrado interés en el Mirage IIIE la variante cazabombardero y más moderna producida por Dassault; los cuales serían denominados Mirage IIIEPL por su fabricante. La nueva orden era por 29 monoplazas y tres biplazas. La FAP planeaba mantener los biplazas en la base aérea BA5 Monte Real, para el entrenamiento de pilotos, mientras que los monoplazas se distribuirían entre Portugal y las colonias, con especial prioridad para Guinea.
Esper fue muy claro con el gobierno portugués. Si el contrato se firmaba antes de abril, los primeros seis aviones (tres monoplazas y tres biplazas) serían entregados en diciembre de 1974, superando totalmente las expectativas portuguesas, que esperaban el primer avión recién para 1976. De la misma manera, la primera camada de seis pilotos y diez técnicos serían entrenados en Francia en noviembre, un mes antes de la entrega de los aviones. Nuevamente, el delegado francés fue enfático en la postura de su gobierno que prohibía de manera absoluta el despliegue permanente de los cazas en Guinea y las islas de Cabo Verde.
Para Lisboa esto era inaceptable. El Ministro de Relaciones Exteriores portugués, Rui Patricio, amenazó a su par francés con que las restricciones en el uso de los Mirage impactarían negativamente en el acuerdo sobre la estación de monitoreo francesa en las Azores, lo que generó cierta preocupación en el gobierno francés. Pero Portugal estaba en una situación bastante difícil en sus negociaciones con los EEUU ya que había cedido el uso de la base aérea de Lajes a cambio de la transferencia de varios equipos, como los misiles Redeye, los cuales el gobierno norteamericano no estaba dispuesto a autorizar.
Patricio no estaba dispuesto a ceder ni un milímetro. En una reunión con el embajador francés, Bernard Durand, a finales de abril de 1974 le hizo saber que la adquisición del Mirage suponía un desembolso importante para el estado portugués y un factor crucial en su capacidad para proteger la soberanía de su espacio aéreo por lo que no aceptarían esas condiciones. El ministro ofreció al embajador que Portugal garantizaría a Senegal de que estos nuevos cazas realizarían ninguna incursión en su espacio aéreo.
 |
El reemplazo de los "Gina" y Sabre de la FAP vendría a finales de los 70 en la forma del LTV A-7 Corsair II, como este TA-7P registro 5549. Estos cazas permanecieron en servicio durante 18 años hasta ser reemplazados por F-16. Fuente: Mike Freer - Touchdown-aviation via Wikimedia Commons. |
Mientras el gobierno francés analizaba la propuesta portuguesa, algo totalmente fuera de control hizo que todo el acuerdo encallara. El 25 de abril estalló la
"Revolución de los Claveles" que acabó con la dictadura de António de Oliveira Salazar que gobernaba el país desde 1932.
El nuevo gobierno canceló inmediatamente la compra, a pesar de que Paris había autorizado la venta por un valor de 750 millones de francos franceses pero con la restricción del despliegue a Guinea y Cabo Verde aún vigentes. Simplemente, el nuevo gobierno luso tenía asuntos más apremiantes como reconstruir el país que mantener un conflicto en África por lo que los Mirage se volvieron redundantes.
La historia de los "deltas" perdidos de Portugal es un gran ejemplo de cómo la geopolítica, el ego diplomático y el "timing" pueden influir en el desenlace de un contrato militar, mucho más que la necesidad estratégica o la capacidad financiera. Se necesitaban los aviones, se aseguraron los fondos y el acuerdo estaba casi cerrado; pero una compleja red de presiones externas y un giro impredecible del destino terminó frustrándolo. Más allá de todo, la pregunta queda en el aire... ¿Cómo podrían haber alterado los Mirages los últimos y turbulentos días del dominio portugués en África?
Fuentes:
- Matos, J. (Nov/Dic, 2012). A história secreta dos Mirage portugueses – 1º Parte. Mais Alto. Vol.50(400). p.37 a 41.
- Matos, J. (Ene/Feb, 2013). A história secreta dos Mirage portugueses – 2º Parte. Mais Alto. Vol.51(401). p.25 a 29.
- Varios. Dassault Mirage III/V. (Aviation Classics nº 17). Horncastle, RU: Mortons Media Group Ltd., 2012.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario