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Representando a la unidad local de la Guardia Aérea Nacional de Nueva York, este F-16A luce las insignias del 174th Tactical Fighter Wing, apodados "The Boys from Syracuse". Fuente: No Barrel Rolls. |
Bienvenidos a bordo
La visita comienza accediendo a la cubierta de vuelo a través de una rampa de acceso o el ascensor si lo prefiere. Aquí el está el grueso de la colección de aeronaves del museo, a babor mirando hacia proa; se puede ver un General Dynamics F-16A (registro 79-0403) con las insignias del 174th Tactical Fighter Wing perteneciente a la Guardia Aérea Nacional de Nueva York (New York Air National Guard) comúnmente conocido "The Boys from Syracuse".
A su lado se puede ver un IAI Kfir C.1. Este ejemplar representa uno de los 25 alquilados por los EEUU a Israel para ser utilizados como aeronaves agresoras y asignados a escuadrones de reserva de la Armada y USMC, bajo la designación F-21A Lion. El ejemplar del museo, BuNo 999734 (ex-IAF 734), tiene las insignias del VMFT-401 y del VF-43 las dos unidades que operaron este caza en EEUU.
En la proa, justo en el lugar donde se encontraban las catapultas cuando el buque estaba activo, se encuentran dos aviones muy singulares. A babor, el Lockheed A-12 Oxcart, registro USAF 60-6925 (o "Article 122" por la CIA). Se trata del primer ejemplar de producción del A-12 y fue retirado tras realizar 161 misiones, acumulando 177.9 horas de vuelo.
A estribor, se encuentra un Grumman F-14 Tomcat que al igual que los gatos; tuvo siete vidas. Registrado como BuNo 157986, se trata del séptimo prototipo producido por Grumman en Calverton, como un F-14A (F-14-35-GR según la designación del fabricante). En 1973, fue remotorizado con los turbofan Pratt & Whitney F401-P400, para evaluarlos como un potencial reemplazo de los problemáticos TF30, convirtiéndose en el prototipo del F-14B "Super Tomcat" realizando su primer vuelo el 12 de septiembre de 1973. Pero los resultados no fueron satisfactorios y la aeronave fue almacenada en las instalaciones de Grumman en Bethpage.
En 1981, fue nuevamente puesto en servicio, pero esta vez equipado con los motores General Electric F101DFE (Derivative Fighter Engine). En esta ocasión, los resultados fueron prometedores, por lo que se realizó una evaluación más exhaustiva del F-14B. Pero la Armada decidió no continuar con el desarrollo del F-14B y la aeronave fue nuevamente almacenada.
Unos años más tarde, en julio de 1984, BuNo 157986 volvió a la línea de vuelo esta vez equipado con los General Electric F110-GE-400. Las pruebas fueron un éxito total lo que derivo en la introducción del F-14A+ (Plus), para lo cual esta aeronave sirvió como prototipo. Más adelante, este caza recibió el "chin pod" dual de los F-14D permaneciendo así, hasta ser retirado de servicio. Resulta interesante, que conserva los TF30, debido a que aparentemente sus F110 eran necesarios para una aeronave de primera línea. BuNo 157986 es junto con el BuNo 157982 del Cradle of Aviation Museum; los dos Tomcat prototipo que se pueden ver en una visita a Nueva York.
Junto al Tomcat, hay otro prototipo de la Grumman. Se trata de BuNo 162185, el segundo A-6F construido mientras que su gemelo, BuNo 162184 se encuentra preservado en el ya mencionado Cradle of Aviation Museum.
Continuando con el paseo por la cubierta en dirección a la popa, se puede ver un Grumman F11 Tiger con los colores de los "Blue Angels", un F9F-8 Cougar (BuNo 141117) del VF-61 que operó desde la cubierta del Intrepid. En la zona delante de la isla (comúnmente llamada "corral" por los aviadores navales modernos) se puede ver un E-1B Tracer (BuNo 147212), un McDonnell Douglas F3H-2N (BuNo 133566), un Aermacchi MB-339 acabado con los colores de la "Frecce Tricolor" y un Beechcraft T-34 Mentor.
Vale la pena destacar que entre estos, se encuentra un Douglas A-1 Skyraider. Pero no es un "Spad" cualquiera, se trata de uno de los 25 prototipos construidos durante los meses finales de la Segunda Guerra Mundial, con la designación oficial de XBT2D-1 Dauntless II. Registrado como BuNo 9102, este es el último prototipo de esta aeronave que existe y fue restaurado en 2019 por los voluntarios del museo.
A babor de la isla, se puede ver una fila de aeronaves de alas rotativas, comenzando con un Sikorsky HH-52 Seaguard (registro USCG 1429) con los colores de la Guardia Costera estadounidense junto a un Sikorsky H-19 Chickasaw con los colores de la Armada estadounidense. La colección cuenta también con un Bell AH-1J Sea Cobra (BuNo 159218) perteneciente al USMC, el cual llegó en vuelo al museo para luego ser desmilitarizado en el lugar por personal de los Marines. Un veterano y raro Bell UH-1A (registro US Army 59-01621) cierra la muestra de helicópteros sobre la cubierta.
Quizás por que se trata de otra aeronave capaz de lograr el vuelo vertical, los curadores del museo decidieron agregar un Harrier junto a los helicópteros. Se trata del AV-8C (BuNo 159232) el cual se encuentra exhibido con un vistoso camuflaje de tres tonos y las insignias del VMA-231 del USMC.
En la popa se encuentran el hangar de restauraciones y el pabellón del transbordador Enterprise, para llegar a ellos hay que pasar por la última fila de cazas que tiene el museo en la cubierta, empezando por un McDonnell Douglas F-4N Phantom II (BuNo 150628) perteneciente al VMFA-323 del USMC; a su lado un Douglas F4D-1 Skyray (BuNo 134836) del VF-162, un Vought F-8K Crusader (BuNo 145550) pintado para representar el avión del Teniente Toni Nargi del VF-111 "Sundowners" que derribo un MiG-21 el 19 de septiembre de 1968 mientras el escuadrón estaba embarcado en el Intrepid durante la Guerra de Vietnam.
Justamente, al lado del Crusader se encuentra un MiG-21PFM (numeral 4105) proveniente de la Fuerza Aérea Polaca. Después de acumular 1,340 horas de vuelo en su vida operativa, la aeronave fue retirada de servicio activo en 1991 y vendida a los EEUU al año siguiente.
Un Northrop T-38 Talon cierra el grupo de aeronaves. Se trata de un ejemplar de la variante "N" utilizada por la NASA como aeronave de entrenamiento y de seguimiento. El ejemplar del Intrepid es el NASA 913 (N913NA) (ex-USAF 65-10355) y se exhibe luciendo orgullosamente la librera de la agencia espacial.
Al momento de realizar esta visita, los voluntarios del museo estaban trabajando en la restauración del PZL-Mielec Lim-5 polaco de la colección. Pintado para recrear un MiG-17 de la Fuerza Aérea de Vietnam del Norte (NVAF por sus siglas en inglés) durante la guerra en Sudeste Asiático, los voluntarios están aplicándole una nueva librera que no puede identificarse aún; aunque parece que este caza lucirá el numeral 1607.
Antes de dejar la cubierta de vuelo, hay que pasar por el Space Shuttle Pavilion, donde se exhibe una de las últimas aeronaves incorporadas al museo, el transbordador espacial Enterprise. Siendo el único que no voló al espacio, dedicado totalmente a pruebas dentro de la atmósfera incluido las de planeo y aterrizaje.
El Enterprise estaba en manos del Museo Smithsoniano que lo tenía almacenado en un hangar en el Aeropuerto Dulles de Washington D.C. Tras la cancelación del programa Space Transportation System (STS), el Smithsoniano recibió el Discovery; quedando el Enterprise libre para ser adquirido por el Intrepid, arribando a su nuevo hogar en 2011 a bordo del Shuttle Carrier Aircraft (Boeing 747 modificado para su transporte) que realizó varias pasadas sobre la ciudad de Nueva York antes de aterrizar en el Aeropuerto JFK.
Una pasarela rodea al Enterprise y permite al visitante darle una vuelta completa. Debido a que la aeronave se encuentra elevada sobre unas plataformas, se pude caminar debajo de ella observando con detenimiento su superficie cubierta por las 21,000 placas cerámicas que forman su sistema de protección térmica, vital durante el reingreso.
Visitando el hangar
Al salir del pabellón del Shuttle, una escalera a babor permite descender hasta la cubierta de los hangares. Originalmente, el Intrepid tenía tres hangares, los cuales podían ser cerrados por portones cortafuegos los cuales aún se conservan. Comenzando con el hangar 3 a popa, este esta dedicado a actividades para niños y cuenta con simuladores y diferentes exhibiciones interactivas.
Caminando hacia la proa, se encuentra el hangar 2 donde está el grueso de la exhibición dedicada al servicio activo del buque. La zona central está dominada por un Grumman TBM Avenger (BuNo 24803) con sus alas perfectamente plegadas junto con vitrinas que exhiben objetos relativos al servicio del Intrepid durante la Segunda Guerra Mundial.
Diariamente durante algunos horarios, en la zona central del hangar 2 se puede ver una experiencia imersiva que recrea los ataques kamikaze que sufrió el buque durante la campaña de las Filipinas en donde perdieron la vida 69 marineros al estallar un feroz incendio, exactamente en el punto donde están los visitantes del museo.
La resiliencia de la tripulación hizo que el buque ganara el apodo de "Fighting I", pero los cuatro ataques kamikaze, más el impacto de un torpedo, que lo obligó a realizar varias visitas al dique seco durante el conflicto, le valieron los motes de "Decrepit" y "the Dry I".
La sección dedicada al Intrepid durante la Guerra Fría, enseña el refit que dotó al buque con una nueva cubierta de vuelo en ángulo y catapultas a vapor que permitieron operar los nuevos cazas a reacción, un ejemplo de ello, el North American FJ-3 Fury (BuNo 135868) que corona la exhibición.
Durante la primera parte de la década de los 60, el Intrepid participó como buque de rescate para las misiones Mercury 7 y Gemini 3 de la NASA y la colección recuerda esta participación con una réplica de la cápsula Mercury tripulada por Scott Carpenter; mientras que si asoma por una de las ventanas de estribor, se puede ver una réplica de la Gemini 3 de "Gus" Grissom y John Young izada por la grúa del barco.
Un Piasecki UH-25B (HUP-2) Retriever, mejor conocido por sus tripulantes como "flying banana", forma parte de la muestra. La aeronave lleva el registro BuNo 128519, representando un aparato del destacamento 33 del Helicopter Utility Squadron 2 (HU-2) "Fleet Angels" embarcado en el buque por su crucero en el Atlántico Norte entre el 9 de junio y el 8 de agosto de 1958.
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Replica de la cápsula Mercury tripulada por Scott Carpenter que fue rescatada por el barco a principios de los 60 cuando funcionó como buque de apoyo para la NASA. Fuente: No Barrel Rolls. |
La exhibición ahora se adentra en los despliegues del Intrepid durante la Guerra de Vietnam, siendo la pieza central un Douglas A-4B (A4D-2) Skyhawk BuNo 142833 con los colores del VA-95 "Green Lizards", que operó desde el buque entre el 4 de abril y el 21 de noviembre de 1966 como parte de la Attack Carrier Air Wing 10 (CVW-10). Si este "scooter" en particular le resulta conocido, querido lector, es porque usted es un ávido plastimodelista, ya que es exactamente la aeronave recreada en el kit de la firma Airfix en 1/72.
Vale la pena desviarse a la sección "On The Line: Intrepid and The Vietnam War" donde se hace un recorrido en profundidad por el despliegue del buque en el Sudeste de Asia por medio de anécdotas e historias de sus tripulantes, como la de los "Intrepid Four" un grupo de marineros que desertaron por su oposición a la guerra o el episodio del Teniente Edward James Broms Jr. piloto de A-4 del VA-66 que estando embarcado en el Intrepid fue derribado el 1 de agosto de 1968 y sus restos no pudieron ser repatriados e identificados hasta 2011.
Finalmente, resta visitar la zona de proa del hangar donde la pieza central es un Goodyear FG-1D Corsair (BuNo 92013) perfectamente restaurado, adquirido por el museo en marzo de 2025. Junto a este, se puede ver una vitrina llamada "Final Flight" donde se exhibe los restos de un F4D-1 Corsair piloteado por un joven Guardiamarina de 18 años que fue derribado en su primera misión de combate el 18 de marzo de 1945 cerca de la ciudad de Saiki en la costa de Japón. Los restos de su caza permanecieron sumergidos por cincuenta años hasta que un pescador japonés los encontró enredados en sus redes.
Otra de las piezas de la colección, es un impresionante modelo en 1/40 de escala del Intrepid durante la Segunda Guerra Mundial, realizado íntegramente con 250,000 ladrillos LEGO. Su eslora total es de 6.7 m, una manga de 1.2 m y un peso de 250 kg, recrea minuciosamente toda su ala aérea embarcada, sus hangares y sus tripulantes atareados en la operación del buque.
Paseando por el casillaje
Hasta aquí va la parte "aviateril" del recorrido, pero aún hay más para ver en el Intrepid visitando los diferentes espacios comunes del buque que sirven para dar una idea de cómo convivían y combatían sus 2,600 tripulantes, incluyendo pilotos, en el "Fighting I".
Subiendo por la escalera mecánica que utilizaban los pilotos para acceder rápidamente a la cubierta de vuelo, se puede ir a la isla del buque para ver el puente de navegación y el de señales; además del CIC (Combat Information Center), los camarotes de la tripulación y de los oficiales.
Los curadores del museo preservaron uno de los ready room para enseñar cómo se veía durante la Guerra de Vietnam, incluso se puede observar la lista de escuadrones incluidos en el strike package del día sobre una de las mesas. También es interesante visitar el castillo de proa donde está la sala de cadenas junto con un elevador de munición para las baterías antiaéreas del buque.
Antes de abandonar el buque, se recomienda bajar hasta la tercera cubierta donde se encuentra la cocina junto con el comedor de la marinería decorado con temática "western". Al lado de la antigua cocina del buque se encuentra el "Intrepid Marketplace" una cantina que ofrece refrigerios y snacks por si se necesita descansar y comer algo.
Gruñidos en el muelle
La salida de la tercer cubierta nos deja relativamente cerca de las dos atracciones adicionales con las que cuenta el museo. La primera es el Concorde G-BOAD, perteneciente a British Airways. Adquirido en 2003, este ejemplar estableció un récord mundial de velocidad para aviones de pasajeros el 7 de febrero de 1996, cuando voló entre Londres y Nueva York en 2 horas, 52 minutos y 59 segundos. Con 23,397 horas de vuelo en su célula, es el Concorde que más voló de todos. Para acceder a él, se debe pagar un suplemento a la entrada principal (U$S 13 al momento de escribir este posteo).
La entrada general incluye el ingreso al submarino USS Growler. El acceso se realiza por grupos reducidos de visitantes y se hace pasando por una breve exhibición sobre la historia del submarino dedicándole un momento a su arma principal, el misil Vought Regulus.
Una vez listos, el embarque al Growler se realiza por la proa ingresando por uno de los dos hangares estancos diseñados para portar el Regulus. El Growler, junto con su gemelo el USS Grayback y el USS Halibut eran los únicos tres submarinos de la flota diseñados exclusivamente para lanzar el Regulus. Dentro del hangar se puede observar el espacio donde se alojarían los dos misiles, o si la historia hubiese tomado otro camino; un Douglas Model 640.
Los voluntarios del museo piden que el grupo de visitantes no se demore mucho, por lo que el tour se realiza de manera bastante rápida pasando por las diferentes secciones del submarino como la sala de torpedos, de radio, la cocina, el comedor, los alojamientos de la tripulación, el puente y el camarote del capitán; el único tripulante que gozaba de un espacio privado y su propio lavamanos para asearse. Resulta interesante reflexionar sobre cómo sus 88 tripulantes eran capaces de navegar en un espacio tan reducido.
El tour finaliza por la popa, saliendo a cubierta por uno de los accesos, pero antes de bajar al muelle, es bueno tomarse un momento para admirar uno de los Regulus exhibido en su rampa de lanzamiento el cual parece que fuera a encender sus motores en cualquier momento.
El buque y su tripulación
No muchos buques han logrado hacer la transición desde la primera línea de combate hasta convertirse en museo. La gran mayoría son desguazados sin ceremonia alguna al finalizar su vida útil. Pero el Intrepid es una excepción. Quizás sea por el espíritu combativo implícito en su nombre, el “Fighting I”, más de 80 años después, sigue a flote.
Sin embargo, un buque no es nada sin su tripulación. A lo largo de su servicio, los marinos y aviadores que embarcaron en este portaaviones supieron mantenerlo en condiciones, sobreviviendo juntos a dos guerras y a incontables millas navegadas. Por eso es justo que la colección del museo, además de exhibir aeronaves, rinda tributo a su dimensión humana: porque fueron ellos quienes convirtieron esta mole de acero en una eficaz máquina de combate… y en un hogar.
Así, llega el final de esta saga neoyorquina. Nueva York, es una ciudad que, para bien o para mal, siempre impresiona.
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