Modelo del G-134R donde se puede ver el armamento y la nueva sección delantera. Fuente: Grumman |
De todas las propuestas que quedaron en el camino durante el programa LARA, hay una mención honorífica y es la de Grumman. Denominada G-134R; la propuesta del fabricante de Nueva York estaba basada en su OV-1A Mohawk, el cuál iba ser reemplazado por el diseño ganador del LARA. Uno puede especular que el fabricante quería interesar principalmente al Ejército, intuyendo que el arma tendría más influencia sobre el resultado final del programa que la USAF y el USMC.
Grumman tomó como base la célula del OV-1A, el cual tendría una nueva sección delantera totalmente rediseñada, con la tripulación sentada en tándem en un nuevo cockpit blindado y con el ala reposicionada a la parte media del fuselaje.
Además, y como parte de los requerimientos del programa LARA, el armamento fijo consistía en cuatro ametralladoras de 7.62 mm en la parte delantera del fuselaje. Al usar las alas de la versión A del Mohawk, el G-134R retenía las seis estaciones de armas subalares, con la novedad de que las estaciones de los extremos alares estaban cableadas para misiles aire-aire Sidewinder; asimismo la aeronave era capaz de llevar otros armamentos tales como: coheteras, bombas de caída libre y tanques de combustible adicionales.
Si bien la propuesta de Grumman no paso de ser un modelo (como el que abre la entrada de hoy), resulta interesante notar los puntos de contacto entre el programa Mohawk y el futuro LARA. Siendo el OV-1 concebido a travez de un requerimiento conjunto entre el Ejército y el USMC, actuando la Armada en representación de este último, por una aeronave de ataque y observación que reemplazara al Cessna L-19 Bird Dog. En junio de 1956, el Ejército emitió la Especificación de Tipo (Type Specification) TS145 por una aeronave bimotor, con dos tripulantes, siendo capaz de operar desde pistas cortas y no preparadas en cualquier condición meteorológica.
Despiece del G-134R, las partes sombreadas corresponden a las piezas nuevas a producir. Las restantes son partes estándar del OV-1. Créditos a quien corresponda |
Además, la misma debía ser más rápida, armada y con mejor blindaje que el L-19; el cual había demostrado ser vulnerable durante la Guerra de Corea. Las misiones que se encargarían a la nueva aeronave incluían: observación, designación de blancos para artillería y buques, control aéreo avanzado, transporte de emergencia, piquete naval, enlace y monitoreo de radiación. La Armada por su parte, había especificado que la aeronave debía ser capaz de operar desde los portaaviones de escolta (CVE) y que la aeronave podía utilizar un kit de flotadores para operar desde cursos de agua. En 1957, el Departamento de Defensa comunicó que la propuesta de Grumman era la ganadora y es así como el OV-1 entró en producción.
Pero como suele pasar en este tipo de programas, donde se engloban varios requerimientos de diferentes operadores, los entredichos empezaron casi al mismo tiempo que las primeras unidades salían de la línea de montaje. La USAF, no quería que el Ejército tuviera aeronaves artilladas, por lo que los Mohawk de esta arma nunca fueron armados y serían utilizados solo en tareas de observación y vigilancia. El USMC, no quería ninguno de los sofisticados equipos del Ejército (tales como el SLAR), por lo que abandonaron el programa sin adquirir ninguna unidad; dejando a la Aviación del Ejército, como única usuaria de una aeronave desarrollada en conjunto.
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