El grupo de voluntarios posando con el Vickers Viscount, Santiago Vicente está en la escalera con saco oscuro. Cortesía: Memorias de Pluna. |
No Barrel Rolls: ¿Cómo se formó Memorias de Pluna? Y ¿Cuál es su principal objetivo?
Santiago Vicente: En primer lugar, hay que separar Memorias de Pluna del grupo de voluntarios de la restauración del Vickers Viscount. Memorias de Pluna nace en 2016 cuando cree la página web: www.pluna.uy junto a sus redes sociales. Dicho sencillamente, surgió como un "Facebook", que subía material histórico, imágenes, archivos y demás.
A cuatro años del cierre de Pluna, no existía ningún tipo de información sobre su historia, su fundación o su flota; no había absolutamente ninguna información de fondo sobre una aerolínea con 75 años en nuestro país y que trascendió a nivel internacional e impactado a nivel cultural en nuestra idiosincrasia.
Fue por ello que a mis 19 años, creé el grupo y me empecé a relacionar con exfuncionarios. Capitanes, tripulantes de cabina, mecánicos e historiadores; y hasta los hijos de los fundadores. Toda la gente que estuvo ligada a Pluna. Personas que empezaron a acercarse cuando vieron que el proyecto era serio y sin ninguna conexión política.
Así logré redactar la historia de Pluna, me tomé el trabajo de recopilar todos los datos de los aviones que integraron su flota, desde el primero hasta el último. Fue un trabajo que llevé solo, a lo largo del tiempo. Gracias a esto, en agosto de 2021 el Museo Aeronáutico se contacta conmigo para que visite el avión y en ese momento empieza lo que vino después; el grupo de restauración.
Un par de meses antes, entre mayo y abril, una productora de cine entró al avión y limpió su interior, e hizo algunos avances: alfombró el piso y tapizó e instaló unas filas de asientos. El director del museo, vio esto y dijo: "No está tan mal, se puede mejorar y en una de esas, lo abrimos en el día del patrimonio". Para el Museo, esta fecha es de mucha concurrencia y mucha vida. Ese fue el objetivo, abrir para el día del patrimonio.
Tras ser donado al museo, CX-BJA, fue repintado con la librera de Pluna de ese momento y expuesto en un extremo del aeropuerto de Carrasco, frente al hangar de mantenimiento de la aerolínea. Fuente: Bernie King vía Memorias de Pluna |
A mí me citan a mediados de agosto, y el día del patrimonio era el 2 y 3 de octubre. Tenía 45 días para convocar a un grupo de personas que no conocía y conseguir las donaciones. Empezamos a trabajar a mediados de agosto y fue así que logramos el objetivo.
NBR: ¿Quiénes lo conforman? ¿Qué aporta al grupo cada miembro?
SV: Inicié una campaña por redes sociales y fue así que se formó un grupo de 15 voluntarios, aunque el número fue variando desde su inicio. Yo no busqué características especiales, no pedí que fueran ingenieros, mecánicos; no pedí nada. Se sumaron algunos policías, un electricista, un profesor; es un popurrí de personas que no tienen que ver específicamente con la aviación. Lo único que nos une es el fanatismo por los aviones y por la historia de Pluna, todo lo demás quedó afuera. Al menos cinco de nosotros, nos juntamos todos los sábados, a trabajar en el Viscount.
Gracias a todo el revuelo generado, se fueron sumando al grupo algunas personalidades particulares, uno de ellos es el señor Ido Cottiga. Exfuncionario de Pluna que tiene 84 años y que trabajó en la aerolínea 50 de ellos. Entró como mecánico en el año 1957 y se retiró como Jefe de servicio en el 2007.
Trabajó con el primer Vickers Viscount que llegó al Uruguay y con el último. Es la persona más indicada para consultar sobre cómo funciona esta aeronave y gracias a su labor, fue posible realizar algunas tareas peculiares que hubieran sido imposibles sin sus conocimientos.
Por ejemplo el sistema de apertura de las puertas, a las que le faltaban las manijas; él mismo fabricó estas piezas, reparó el eje, e hizo que las trabas funcionaran. Todo con una exactitud tal, que la puerta cierra y sella, como si el avión fuese a volar. Cada vez que hace una tarea, la misma esta garantizada, porque el hombre lo hace con la misma delicadeza y atención al detalle con la que lo hacía cuando el avión volaba. Ido está siempre pensando cómo mejorar el avión, es nuestro voluntario número uno ¡Entró en Pluna con 22 años y sigue en Pluna gracias a nosotros, dice que lo devolvimos a la vida!
Entre los voluntarios hay dos exfuncionarios más, uno que se dedicaba al área de motores y actualmente se encuentra realizando un restauración estética de los mismos. Y el otro que trabajaba en la parte administrativa, que aporta su conocimiento específico.
Voluntarios trabajando en el interior del Viscount CX-BJA. Cortesía: Memorias de Pluna. |
NBR: ¿En qué estado estaba el CX-BJA? ¿Cuál es su historia?
SV: El estado del mismo no era tan malo, como el que tenía en el 2017 cuando llegó al museo. La aeronave fue fabricada en 1958; desde ese momento y hasta 1975 voló para VASP (una aerolínea brasileña que ya no existe). El mismo año, se lo vende a Pluna y vuela hasta el año 1982, siendo desafectada del servicio y reemplazada por tres nuevos Boeing 737-200.
Pluna no logran venderlo; de los tres Vickers que tenían, solo lograron vender dos. Así que lo donan dos años después en 1984 al Museo Aeronáutico. Para aquel entonces el museo se encontraba a kilómetros del aeropuerto de Carrasco, por lo que el directorio solo tenía dos opciones: cortarlo y trasladarlo por vía terrestre o dejarlo en el aeropuerto. Finalmente, la decisión fue dejarlo en el aeropuerto; siendo pintado, a finales de los ochenta y principio de los noventa, con el esquema que usaba Pluna en esa época (que no es el esquema que la aeronave usó mientras volaba) y lo dejaron en exposición al lado de la terminal de Carrasco, frente al hangar de mantenimiento de Pluna.
El avión quedó ahí durante 14 años. En 2004, cuando se comienza la construcción del nuevo aeropuerto de Carrasco, se tuvieron que crear nuevas entradas; por esto el avión tuvo que ser movido a un terreno aledaño a las pistas que no era particularmente seguro.
CX-BJA, durante su tiempo de servicio en Pluna. Fuente: Archivo Museo Aeronáutico vía Memorias de Pluna |
Desde el 2004 hasta el 2015, el avión estuvo librado al abandono a la intemperie, sin ningún tipo de mantenimiento, durante este tiempo se pierden la mayor parte de las piezas. En el año 2015, en un esfuerzo mancomunado entre la Asociación de Amigos del Museo (AAMA, los "Ratones de hangar"), la Academia de Historia Aeronáutica y la Fuerza Aérea Uruguaya; lo trasladan desde el lugar donde estaba hasta la cabecera de una pista en desuso del aeropuerto (pista 0-9); lo que hizo que el avión estuviera en un lugar más protegido.
Hasta el 2017 la aeronave queda allí; ese mismo año se hace el remate y liquidación de los bienes de Pluna. Entre ellos, había dos Boeing 737-200 (aquellos que fueron comprados en 1982); el mismo rematador, fue hasta el aeropuerto y le puso número de lote al Vickers creyendo que era un bien de Pluna. Ante eso, la AAMA, la Academia de Historia Aeronáutica y la Fuerza Aérea dijeron: "No, este avión no forma parte de los bienes y fue donado al museo por lo que no puede ser rematado". Gracias a esta maniobra, junto a un apurado traslado desde la cabecera 09 de la pista 09/27, se trasladó hasta su ubicación actual en el museo.
Esta operación fue sumamente difícil, ya que incluyó atravesar una pista en servicio con un avión en mal estado, lo que hubiera podido significar que se quedara en la pista y se hubiese tenido que cerrar el aeropuerto. Felizmente, se trasladó y desde el año 2017 hasta agosto del 2021 el avión quedó ahí con escaso hidrolavado y nada más.
NBR: ¿Qué quedó pendiente de restaurar en el CX-BJA?
SV: Honestamente, lo que le falta hoy para ser una pieza de museo completa es tener el exterior pintado. Aquí tenemos varios problemas.
La aeronave, hoy por hoy, tiene varias capas de pinturas superpuestas. La original, que nunca se retiró, y la que se pintó en los 90 con los colores nuevos colores de Pluna. Hay que tener en cuenta, que después de ser pintada la aeronave estuvo a la intemperie lo que generó un "Frankstein" con dos esquemas de colores que van entre un rojo, un azul; y un celeste y dorado... una mezcla extraña.
Ahora bien, la pintura exterior no es un trabajo que se pueda encarar con soltura por un grupo de 15 voluntarios sin conocimientos. Creo yo, que este trabajo debe ser encarado por personas con conocimientos específicos en el área, que obviamente pueden contar con nuestra ayuda. No tenemos el componente económico, ni el componente de mano de obra para pintar el avión.
Pero no se trata solo de la donación económica, en Uruguay no hay una empresa especializada en pintar aviones, entonces es más complicado. Incluso en épocas de Pluna los aviones se pintaban en los talleres de Varig en Puerto Alegre.
Cuando tuvimos que tomar la decisión sobre si empezábamos con el exterior o no, mi postura fue: "No"; porque vamos a terminar generando algo peor. Hoy por hoy, el avión lo ves por fuera y decís: "Bueno, está completo". Si bien tiene dos esquemas de color, predomina el que le dieron en el 90.
Hay mucho para hacer y mejorar en el interior, pero este es uno de los mayores pendientes. Estoy convencido de que algún día va a aparecer la persona y va a llegar el dinero. Mirá lo que hicimos en nueve meses, imaginate de acá a tres años.
El panel de instrumentos fue una de las partes más difícil de conseguir. "Por suerte, pudimos dejar la idea original que era reemplazarlo con una tabla de madera a medida con una foto..." comentó Santiago. Cortesía: Memorias de Pluna. |
NBR: ¿Cuáles fueron los mayores obstáculos en este proceso?
SV: Lo primero que llamaba la atención al entrar al avión cuando durante la restauración era la falta del tablero de instrumentos. Esto nos llamaba la atención, por que no sabíamos quién lo había sacado, ni cómo, ni dónde, ni cuando. No sabíamos nada.
Cuando iniciamos la restauración, ocurrió una amplia difusión en diarios y televisión, hice mucho énfasis en la falta de este elemento, incluso en las redes sociales. Traté de que la gente que podía llegar saber dónde estaba, se enterase de que estábamos restaurando el avión y gracias a ello; de un día para otro, apareció el tablero de instrumentos.
La persona que lo tenía, quiso preservarlo pensando que el avión iba a ser abandonado. Capaz que si no lo sacaba, el panel hubiera sido robado. Podríamos decir que finalmente lo terminó cuidando y hay que agradecerle. Este es el último tablero de un Viscount -827, no hay otro en el mundo; sin embargo cuando nos llegó, faltaban algunos instrumentos que habían sido reemplazados por fotos; así que nos hicimos a la búsqueda de instrumentos originales para sustituirlas.
Por suerte, pudimos descartar la idea inicial que era instalar una tabla de madera cortada a medida y sobre ella una foto del tablero de un Vickers Viscount regular (es decir el -810, la variante más vendida del avión); que a la vista no iba a quedar agradable. Cuando apareció el tablero, fue toda una sorpresa. El Coronel Quiros (Miembro de la AAMA) recibió el tablero y, sin que lo supiera, ya había sido instalado por personal de la FAU. Cuando lo ví ¡Casi me desmayo!
El interior del CX-BJA tras la restauración realizada por los voluntarios y que actualmente puede verse. Las vitrinas exhiben piezas de memorabilia de Pluna.
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NBR: ¿Cuáles son los planes a futuro para el grupo? ¿Qué proyectos les gustaría encarar?
SV: Todavía falta con el Viscount, ahora que tenemos más tiempo nos estamos enfocando en los detalles. Cuando empezamos en febrero del año pasado, teníamos un techo falso que había sido instalado por la productora de cine; sacamos eso y pusimos los paneles originales que habíamos restaurado ya que estaban en muy mal estado. Junto con la renovación del cableado eléctrico, reemplazamos los tubos led que pusimos a las apuradas y que no tienen nada que ver con la época del avión, por lámparas cálidas.
A esto debemos sumar que la aeronave requiere de un mantenimiento continuo, y que además buscamos mejorar la experiencia de los visitantes. Queremos incorporar cosas nuevas como una pantalla para que la gente vea cómo estaba el avión originalmente.
Otro proyecto es la restauración de una escalera art decó que le perteneció a Pluna en la década del 60, esta se convertirá en la puerta de entrada al avión. Va a ser instalada este año. La escalera que hoy está en la entrada (no es de época) se moverá a la salida lo cual va a facilitar la circulación del publico.
El siguiente proyecto que tenemos pensado, una vez terminado el Vickers; es la restauración de un Douglas C-47 convertido a DC-3 de Pluna que está desafectado desde el año 64 y que pertenece al museo. Su matrícula es CX-BDB; se lo conoce como "Bien de Bien" porque cuando entró a la aerolínea se lo iba a utilizar como fuente de repuestos; pero como estaba "Bien de Bien", voló por un año (Nota del Autor: Expresión típicamente uruguaya para referirse a algo que está muy bien.).
Por fuera se lo ve completo, pero en el interior no tiene absolutamente nada, la renovación sería para ponerlo en condiciones y en su interior, establecer una exposición fotográfica, en coordinación con la dirección del museo.
El interior del Viscount CX-BJA como estaba en 2015. Fuente: Wilman Fuente vía Memorias de Pluna. |
NBR: ¿Cuál es la mayor satisfacción que obtienen en este proyecto?
SV: Particularmente, la mayor satisfacción que nos genera, es la apertura del avión al público. Esto implica que te podes encontrar con un hombre mayor que al entrar se conmueve hasta las lágrimas recordando el viaje de su luna de miel a Rio de Janeiro; y en su visita toca, mira y siente todo. Esto te da una gran satisfacción, por todo el trabajo que se hizo y lo que representa para esa persona, quien está disfrutando de la experiencia. De la misma manera, podes encontrarte con un exfuncionario de Pluna, quien trabajó 20 o 30 años en el avión y que lo tiene ahí delante de sus ojos; y puede revisar cada detalle contándonos sus anécdotas.
Tuve el gusto de que nos visitara el Comandante Hugo Spinatelli, quien fue el último en volar un Vickers Viscount en la flota de Pluna, dándole la despedida al avión. Fue algo sumamente emotivo y hubiera sido imposible conocerlo sin este proyecto. Él nos visitó cuando la aeronave estaba en restauración, y se fue triste; pero cuando fue el día del patrimonio, se fue emocionadísimo.
Finalmente, está la satisfacción que te genera cuando entra un niño, quien se sube a un avión por primera vez y que quizás no tenga la oportunidad en el futuro cercano de volar en uno. Esta experiencia el museo no la había conseguido hasta el día de hoy; porque esta es la única aeronave civil en la colección en la que un visitante puede ingresar, conocer y que le genere una experiencia completa.
Los visitantes pueden ver una cabina de mando que parece funcional, los asientos de época y gracias al sonido de los motores y la música ambiente reproducida por un sistema de parlantes, todos quedan encantados.
Todo esto, es nuestra mayor satisfacción. El esfuerzo se hizo, no para que Memorias de Pluna tuviera marketing ni prensa, ni para que nosotros estuviéramos en la televisión. Se hizo para que la gente lo disfrutara y para dejar de lado la controversia que rodeo su cierre, recordando la Pluna histórica, la que es parte de nuestro patrimonio y de la época dorada de la aviación en la década de los 60 y 70 cuando volar era algo especial.
Desde este blog, solo podemos extender nuestras mayores felicitaciones a Santiago y a su equipo por el increíble trabajo que están realizando para mantener a esta verdadera joya de la aviación y con ella, el recuerdo de una línea aérea vivo. Si quieren saber cuándo el Viscount puede ser visitado, pueden seguir su sitio web: https://www.pluna.uy/, su cuenta en Twitter y su Instagram.
Una vez más, agradezco a Santiago por su predisposición y tiempo para realizar esta entrevista y por facilitar el uso de las imágenes que ilustran esta entrada.
Gracias por la entrevista.Ojalá pueda visitar el Viscount tan pronto terminen las restricciones de la pandemia. Saludos, Álvaro.
ResponderBorrarGracias por tu mensaje Álvaro.
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